Vivir con menos no es una tarea sencilla para nadie, porque constantemente estamos expuestos a todas aquellas cosas, bienes y servicios que deseamos obtener para mejorar nuestra calidad de vida. Pero la verdad, es que solo es posible alcanzar este nivel de bienestar cuando gozamos de salud financiera, lo cual solo es posible cuando alcanzamos ese perfecto equilibrio entre lo que ganamos y lo que gastamos.
En esta instancia, el presupuesto es una herramienta clave para las finanzas personales. Permite llevar un control de los ingresos y egresos, y así asegurar que los gastos no superen a los ingresos disponibles. Para contar con un presupuesto perfecto, lo primero es determinar cuáles son los ingresos mensuales fijos: el sueldo luego de descuentos, arriendos de propiedades, intereses bancarios, etc.
Luego se estiman los posibles ingresos variables como bonos, ventas esporádicas, entre otros, aunque debes tener en mente que estos pueden variar mes a mes, dependiendo de tus opciones.
Con la cifra de ingresos totales, se procede a listar todos los gastos fijos: alquiler, préstamos, servicios básicos, seguros, etc. También se calcula un estimado para los gastos variables como alimentación, transporte, salud, vestimenta, ocio, imprevistos.
Es importante categorizar y priorizar los gastos
Por ejemplo, distinguir entre gastos esenciales, como la alimentación, gastos importantes como lo es la educación y el bienestar y secundarios que son aquellos vinculados al ocio y el entretenimiento. Esto permite establecer en qué reducir en caso de ser necesario.
El siguiente paso es restar los gastos totales de los ingresos. El ideal es que sobre un pequeño excedente como ahorro. De lo contrario, habría que ajustar partidas para nivelar el presupuesto. Una vez definido el presupuesto, es vital ceñirse a él y evitar compras impulsivas. También hay que buscar formas de ahorrar y generar ingresos extra en caso de déficit.
Con disciplina y organización, se logra un equilibrio ideal entre gastos e ingresos.
Suena fácil, pero la verdad es que lograr este equilibrio y contar con un presupuesto que te permita vivir con menos de lo que ganas no es una tarea sencilla. Es por este motivo que, en esta oportunidad, queremos ofrecerte algunos consejos para que puedas alcanzar la salud financiera y evitar que tus gastos superen tus ingresos mensuales.
1. Comprender tus hábitos financieros
La comprensión de los hábitos financieros de una persona es importante por varias razones:
- Ayuda a identificar áreas de mejora. Al comprender cómo gasta el dinero y los hábitos adquiridos, la persona puede identificar áreas donde necesita moderación o cambios para alcanzar sus objetivos financieros.
- Permite trazar metas realistas y un plan. Con base en los hábitos actuales, será más sencillo establecer metas financieras realistas y trazar un plan de acción para alcanzar esas metas.
- Promueve una mejor relación con el dinero. Al reflexionar sobre cómo se obtiene y gasta el dinero, y los sentimientos asociados, se puede desarrollar una relación más sana y objetiva con el dinero.
- Brinda oportunidad de cambio. Comprender los hábitos actuales sirve de base para el cambio. Una vez que alguien se da cuenta de los hábitos que impiden alcanzar sus objetivos financieros, puede tomar medidas para cambiar esos hábitos.
- Reduce la ansiedad. Un plan financiero basado en la comprensión actual ayuda a reducir la ansiedad respecto al futuro. Al identificar y abordar los hábitos negativos, una persona puede sentirse más segura sobre su situación financiera.
2. Destina un porcentaje al ahorro
Una de las mejores formas de construir hábitos de ahorro sólidos es destinar automáticamente un porcentaje fijo de los ingresos al ahorro cada mes. En este sentido, existen varios aspectos que se deben tener en consideración sobre este tema.
E primer lugar, es importante destacar que, aunque el porcentaje exacto variará según la situación financiera de cada persona, una regla general sería reservar al menos el 10% al 15% de los ingresos para el ahorro. Cuanto mayor sea el porcentaje, más rápido se podrá hacer crecer el fondo de ahorro.
Una vez determinado el porcentaje, se pueden poner en marcha varias estrategias, dentro de las cuales podemos mencionar las siguientes:
- Asignar una parte directamente al seguro social para aumentar el ahorro de jubilación.
- Definir depósitos automáticos desde el cheque de pago o cuenta bancaria a una cuenta de ahorro o inversión. Esto asegura que el dinero se ahorra antes de gastarse.
- Hacer pagos periódicos a inversiones como fondos de inversión, seguros y cuentas de jubilación. De esta manera es posible canalizar automáticamente parte de los ingresos al ahorro a largo plazo.
Someter una parte fija de los ingresos al ahorro de esta manera genera varios beneficios, los cuales se pueden ver reflejados de la siguiente manera:
- Crea disciplina financiera y aborda la tendencia a postergar el ahorro.
- Hace que el ahorro sea una prioridad mensual, no una opción.
- Permite acumular un fondo que podrá usarse para objetivos financieros a largo plazo.
Sin duda, contar con un plan de ahorros es uno de los fundamentos básicos para alcanzar la estabilidad financiera y garantizar la posibilidad de vivir con menos de lo que se percibe mensualmente, lo que, a su vez, te permitirá contar con más dinero para inversiones futuras y lograr tu salud financiera.
3. Establece objetivos financieros
Dar dirección y propósito a las finanzas personales es indispensable para alcanzar el éxito financiero, debido a que de esto dependerán los gastos o inversiones que se realicen sin desviarse del plan principal. En este sentido, los objetivos financieros ayudan a tener claro hacia dónde se dirigen los esfuerzos financieros y aportan significado y motivación.
Para que tengas una idea más clara de cuáles son las ventajas de establecer objetivos financieros, aquí te mostramos cuáles son sus principales beneficios:
- Ayuda a priorizar los gastos: Al saber qué se intenta lograr, es más fácil decidir en qué se debe gastar y qué gastos se pueden posponer.
- Sugiere estrategias efectivas: Los objetivos financieros bien definidos hacen más sencillo determinar las estrategias que ayudarán a alcanzarlos, cómo ahorrar más o reducir deudas.
- Proporciona una guía para las decisiones: Las metas financieras sirven de referencia al decidir sobre gastos grandes, inversiones y prioridades, y, además, identificar cuáles son aquellos gastos que se pueden posponer y ejecutar en otro momento.
- Motiva cambios en los hábitos: Los objetivos estimulan a adoptar nuevos hábitos que mejoren la situación financiera y acerquen a lograr las metas, apartando aquellos hábitos que puedan ser considerados como inadecuados.
- Impulsa la responsabilidad y la evaluación periódica: Al monitorear el progreso hacia los objetivos, es más fácil mantenerse responsable y hacer ajustes cuando sea necesario, tomando medidas cuando se requiera para garantizar el cumplimiento de los mismos.
En general, se puede decir que establecer objetivos financieros te permite determinar con mayor facilidad cuáles son tus prioridades y tomar acciones en función de ello, garantizando de este modo, que se cumplan todas estas metas dejando de lado las distracciones que pueden influir de manera negativa en el presupuesto mensual establecido.
4. Seguimiento y control de gastos
Sería incorrecto pensar que un presupuesto debe ser completamente inflexible y que no se contemplan en el gasto fuera de lo que representan los objetivos financieros. De hecho, es importante que en el mismo se contemplen estos gastos adicionales o que al menos, se destine una parte de los ingresos a estas actividades o compras extras.
En todo caso, lo que se debe procurar hacer es el seguimiento y control de los mismos. De este modo, la persona tendrá la posibilidad de evaluar cuánto ha gastado demasiado dinero y cuando se ha mantenido dentro del presupuesto, por lo que puede permitirse ciertas compras.
En cualquiera de los casos, el seguimiento de gastos es fundamental para poder tomar decisiones en base a tus necesidades o deseos y la realidad de tus finanzas, sin dejar de lado que tu objetivo será siempre alcanzar la salud financiera.
5. Analiza tu estilo de vida
En ocasiones, para vivir con menos de lo que ganas, solo hace falta cuestionarte un poco tu estilo de vida. Por ejemplo, si notas que estás gastando demasiado dinero en algo que probablemente no necesites, podrás realizar ajustes que te permitirán adquirir aquello que resulta prioritario o, en otro caso, ahorrar para cuando realmente necesites estos recursos.
Recuerda que los hábitos financieros se forman desde casa, por lo que es importante que implementes estos cuestionamientos en familia y que, en conjunto, determinen cuales son los asuntos prioritarios y cuales pueden dejarse para después, enfocando siempre las finanzas a la estabilidad.