
El término “superpeso” se ha vuelto cada vez más relevante en el contexto financiero y económico, especialmente en países con economías emergentes y mercados volátiles. El superpeso se refiere al escenario en el cual una moneda local se fortalece de manera significativa frente a otras monedas, particularmente frente al dólar estadounidense. Este fenómeno puede tener importantes implicaciones para una economía, afectando a diversos sectores y generando tanto beneficios como desafíos.
¿Cómo se produce el superpeso?
El superpeso puede ser resultado de una combinación de factores, incluyendo los fundamentos económicos del país, las políticas monetarias y fiscales, los flujos de capital internacionales y las percepciones de los inversionistas sobre la economía local. Un factor clave es la balanza comercial del país, es decir, la diferencia entre lo que suponen los factores de las exportaciones al compararlas con las importaciones. Si un país exporta más de lo que importa, la demanda de su moneda se incrementa, lo que puede llevar a su fortalecimiento.
El superpeso es un fenómeno complejo que puede tener efectos mixtos en una economía. Aunque puede ofrecer beneficios como la reducción de la desvalorización y la atracción de inversiones, también puede plantear desafíos en términos de competitividad exportadora y recepción de remesas. La implementación de políticas adecuadas y una estrategia económica sólida son fundamentales para aprovechar los beneficios y mitigar los desafíos asociados con el superpeso.
El ganar o perder con el Superpeso
El constante y ascendente fortalecimiento del peso mexicano frente al dólar ha capturado la atención de economistas, inversionistas y ciudadanos por igual en los últimos meses. Cada semana, el tipo de cambio registra nuevos récords, lo que ha llevado a cuestionar si este fenómeno tiene algún límite. Si bien la apreciación de la moneda local es un indicador positivo para algunos sectores de la economía, también representa desafíos y consecuencias para otros. En este artículo, exploraremos el concepto del “superpeso”, sus efectos favorables en términos de desvalorización y estabilidad económica, pero también cómo impacta negativamente en remesas y en la competitividad de las facturaciones mexicanas.
El Economista en jefe del Grupo Financiero Ve por más (B×+), Alejandro Saldaña, ha destacado que la apreciación del peso tiene un impacto positivo en el control de la desvalorización, que ha sido un problema recurrente en la economía mexicana durante más de un año. Al ser una economía abierta y dependiente de importaciones, muchos productos utilizados tanto para consumo final como insumos para otros bienes son importados. La fortaleza del peso ha sido favorecida por el Banco de México (Banxico), quien ha mantenido una tasa de interés elevada, generando un diferencial de 600 puntos base frente a la Reserva Federal de Estados Unidos, lo que ha contribuido al fortalecimiento de la moneda local.
La apreciación del peso ha sido una aliada en la lucha contra la desvalorización, lo cual es un reto económico global. En junio pasado, la desvalorización general disminuyó al 5.06%, cerrando la primera mitad del año en su menor nivel desde marzo de 2021, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). La reducción de la desvalorización beneficia a los consumidores, al hacer que los bienes importados sean más accesibles y asequibles.
Por otro lado, la Economista en jefe de Banco Base, Gabriela Siller, coincide en que el superpeso también tiene un impacto positivo en las inversiones, ya que, al convertirlas a dólares, los inversionistas pueden obtener mayores rendimientos. Además, el fortalecimiento del peso abarata la deuda del gobierno y de empresas en moneda extranjera.
Sin embargo, este panorama favorable no es compartido por todos. El superpeso también tiene implicaciones negativas, especialmente para aquellos que reciben remesas desde el extranjero. El fortalecimiento del peso reduce el valor de las remesas convertidas a moneda local, lo que afecta directamente los ingresos de las familias que dependen de estos recursos para su sustento diario. Alejandro Saldaña destaca que las remesas, al convertirlas a pesos y restarles la desvalorización anual, han comenzado a mostrar crecimientos negativos, lo que impacta negativamente en los hogares receptores.
A pesar de la apreciación del peso, las remesas recibidas en los primeros cinco meses de 2023 han superado las cifras del mismo período del año anterior, según datos de Banxico. Esto indica que, aunque el valor de las remesas ha disminuido debido al superpeso, el volumen total sigue siendo significativo.
Otra preocupación es la competitividad de las facturaciones mexicanas en el mercado global. El superpeso podría afectar negativamente a los exportadores locales, ya que sus productos se vuelven más costosos para los compradores extranjeros. México es una economía con un déficit comercial, lo que significa que importa más de lo que exporta. Este desequilibrio comercial puede ampliarse debido a la pérdida de competitividad de las facturaciones mexicanas en comparación con el resto del mundo.
No obstante, algunos analistas argumentan que la competitividad de las facturaciones puede no verse gravemente afectada debido a la posición estratégica de México en los mercados internacionales. La República Mexicana ha estado ganando participación de mercado a países competidores, como China, independientemente de si los productos mexicanos se vuelven un poco más caros debido al superpeso.
El subdirector de Análisis Económico de Actinver, Ramón de la Rosa, destaca que México tiene una economía bien balanceada, con un alto grado de intercambio comercial con Estados Unidos. Aunque el tipo de cambio ha tenido una apreciación significativa, no ha afectado en gran medida la actividad económica del país, que continúa mostrando un dinamismo importante.
Más detalles

Una de las explicaciones de por qué la economía mexicana sigue siendo dinámica a pesar del superpeso es la reconfiguración de las cadenas globales, lo que beneficia a los exportadores. Aunque puedan recibir menos dólares por sus productos, el aumento en el volumen de exportación compensa en cierta medida la depreciación del valor en moneda extranjera.
Sin embargo, la preocupación persiste sobre cómo el superpeso podría afectar la inversión extranjera directa en el país. El fortalecimiento del peso podría requerir que los inversionistas destinen más recursos en dólares para llevar a cabo sus planes en territorio mexicano. Esto podría desincentivar la inversión extranjera y, en última instancia, tener un impacto negativo en el crecimiento económico.
Recientemente, el director general de la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin), Alejandro Gómez Tamez, expuso que la fortaleza del peso frente al dólar comenzaba a causar daños a la economía real del país. Puso como ejemplo que la construcción de una planta industrial que costaría mil millones de pesos, a un tipo de cambio de 20 pesos por dólar, equivaldría a una planta de 50 millones de dólares. Sin embargo, con un tipo de cambio de 17 pesos por dólar, esa misma planta tendría un valor cercano a los 59 millones de dólares, lo que aumenta los costos para los inversionistas extranjeros.
A pesar de estas preocupaciones, la Secretaría de Economía reportó un aumento significativo del 48% en la Inversión Extranjera Directa (IED) recibida por México durante el primer trimestre de 2023 en comparación con el mismo período del año anterior. Este crecimiento se ha visto impulsado, en gran medida, por la relocalización de empresas hacia México, una estrategia conocida como nearshoring.
Los datos del Inegi revelan que las facturaciones de mercancías en mayo alcanzaron los 52,860 millones de dólares, lo que representa un crecimiento del 5.8%. Las facturaciones no petroleras dirigidas a Estados Unidos aumentaron un 11.4% a tasa anual, mientras que las dirigidas al resto del mundo disminuyeron un 3.5%.
En contraste, las importaciones de mercancías llegaron a 52,935 millones de dólares, mostrando un aumento anual del 1.4%. Este crecimiento se debió a un aumento del 7.8% en las importaciones no petroleras y a una caída del 40.1% en las petroleras.
El fenómeno del “superpeso” ha generado un escenario de múltiples dimensiones para la economía mexicana. Por un lado, ha contribuido a la desaceleración de la desvalorización y ha brindado estabilidad económica. Por otro lado, ha afectado a quienes dependen de las remesas y ha puesto en riesgo la competitividad de las facturaciones mexicanas. Aunque la apreciación del peso ha sido un desafío para algunos sectores, también ha sido una oportunidad para atraer inversión extranjera y reconfigurar las cadenas globales.
La economía mexicana deberá encontrar un equilibrio en medio de este escenario cambiante, implementando estrategias que capitalicen los beneficios del superpeso mientras se abordan sus desafíos. Asimismo, es importante que el país continúe trabajando para mejorar su competitividad en el mercado global y fomentar un crecimiento económico sostenible.
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